lunes, 7 de julio de 2008

palomitas grises

Las palomitas grises tienen ese olor a humedad que transita, da una vuelta cual minué por Paseo Colón y continúa, barrenando de manteca la vereda, esperando el sol, que a veces, llega tarde.
No alcanzan a tomar color las enormes paredes y, por dentro, los muebles tienen siempre un frío mortal, como si las manos que los abren no alcanzaran a acariciarlos para darles un poco de vida.
Lo que parece elevar el alma es el olor del café que abre la mañana con un horizonte falso, parece que vamos a llegar lejos, pero el mediodía nos encuentra con el bullicio del suelo, el hazmerreír de las ratas.

Sofía

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